No murió, fue asesinado

Los días pasan y seguimos atestiguando el genocidio. A través de nuestros dispositivos, diseñados para darnos la ilusión de cercanía mientras en realidad, nos generan una distancia casi insalvable con la catástrofe, además de enfatizar nuestra sensación de impotencia, de imposibilidad (por no hablar de el cómo nuestra actividad sigue generando riqueza para los que lucran con la tragedia ajena, con la tragedia colectiva. Y sin embargo, es también gracias a estos medios que, en ocasiones tenemos pruebas de humanidad, de vida más allá de la muerte. Así pasaba con los reportes, las enseñanzas y la poesía de Refaat Alreer, académico y poeta palestino que, y esto hay que decirlo con todas sus letras, fue asesinado ayer, 8 de diciembre de 2023 (los medios de comunicación, como acostumbran, afirman que murió) durante los crueles ataques que el ejército de Israel continúa sobre Gaza. No se trata de una muerte más -como quisieran que fuera los que asignan un número a las víctimas-, sino una muerte entre muchas otras, cada una terrible, cada una inconsolable. ¿Por qué hablar de Refaat entonces, así tan en particular? No es porque su muerte tenga una jerarquía por sobre la de las muchas otras víctimas, sino porque la voz de este poeta,, sirve como puente entre el pueblo palestino y nosotros, más allá de nuestros dispositivos, más allá de las imágenes de lo terrible que se pone de manera constante frente a nuestras miradas, la voz de Refaat Alareer es una con-memoración, es decir, una forma de compartir memoria, de traer hasta nuestra piel, que presiente más allá de nuestras miradas tan abrumadas por las pantallas, los nombres, los rostros, las vidas de todos los que están en la zona de conflicto. Es también un con-memorar en el sentido que nos recuerda la necesidad y responsabilidad de generar esa memoria también como fuente de esperanza, de resistencia, de futuro. Mantener sus palabras es una forma de mantener la memoria ahí donde las imágenes tienen huecos, donde las cámaras no lo logran llegar, ahí donde el ruido de las bombas no puede llegar. Desde el río y hasta el mar…

Comparto también la extraodinaria pieza que Novara Media dedica a Alareer, pieza en la que también se habla de cómo los bombardeos también han destruído el Archivo Central de Gaza el cual resguarba documentos preservados desde hace 8000 años. Se trata de un acto de violencia que tratade borrar hasta el último vestigio del pueblo palestino, su cultura, su sabiduría; tratando de completar un proceso ideológico que busca deshumanizarlos, reducirlos a terroristas, a bestias para erigir una «cultura» que se pretende superior. Lo cual recuerda la afirmación de Walter Benjamin (luego abordada también por pensadores como Bolívar Echeverría) acerca de que «no hay documento de cultura que no sea al mismo tiempo un documento de barbarie». Lamento no tener el tiempo de subtitular e reportaje de Novara, pero de verdad vale la vista.

Finalmente, atrevo una traducción a uno de los poemas de Alareer, poema que desde hace días circula en redes y que con-memora un incansable espiŕitu de lucha que murmura nuestros nombres, los de todos.

If I must die,
you must live
to tell my story
to sell my things
to buy a piece of cloth
and some strings,
(make it white with a long tail)
so that a child, somewhere in Gaza
while looking heaven in the eye
awaiting his dad who left in a blaze—
and bid no one farewell
not even to his flesh
not even to himself—
sees the kite, my kite you made, flying up
above
and thinks for a moment an angel is there
bringing back love
If I must die
let it bring hope
let it be a tale

Si yo debo morir

tú debes vivir

para contar mi historia,

para vender mis cosas,

para comprar un trozo de tela

y algunos hilos

(que sea blanco y muy largo),

para que algún niño, en algún lugar de Gaza

mientras mira el Cielo a los ojos

mientras espera a su padre, que desapareció en el fuego-

sin despedirse de nadie,

ni siquiera de su piel,

ni siquiera de sí mismo-,

mire la cometa, mi cometa que tú has hecho, volando

y piense por un instante que se trata de un ángel

que trae el amor de vuelta

Si yo debo morir

dejen que mi muerte traiga esperanza,

dejen que se convierta en historia.

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