A manera de bienvenida…
DIÁLOGAR CON MONSTRUOS
02Oct
¿A qué se dedica quién habita un mundo lleno de monstruos? ¿Qué mundo es ese mundo, en primer lugar, que habita?
Siempre me ha costado un gran esfuerzo hablar de a qué dedico la vida, no por falta de convicción o hasta de compromiso para con las disciplinas que estudié en la universidad. No. Me es difícil hablar de ello en términos de profesión y, específicamente, en aquello que el mundo capitalista entiende por profesión. Y es que, es evidente, en este sistema la profesionalización no es sino una formación para ingresar a los mercados laborales (y, muy seguramente, al desempleo) y ponerse a producir para alimentar dicho sistema. Ello, creo, deja fuera cualquier posibilidad de comprender las actividades vitales en su complejidad y quedan reducidas a un mero hacer (en la mayor parte de los casos para, a duras penas, tratar de sobrevivir). Es por eso que prefiero el término oficio. Ser oficiante no es lo mismo que ser hacedor; quien oficia congrega en su hacer potencias que nada tienen que ver con la mera obtención de ganancias, sino que se abre la posibilidad de generar actividades que van a la comunidad.
Y por eso, al pensar en qué decir acerca mi labor en esta página me di cuenta que lo mejor era asumir el oficio de la teratología, haciendo un especial énfasis en el carácter del logos (λογος) contenido en la palabra. Se trata ya no de cazar a los monstruos (τερατος) , como soñaran tantas de esas ficciones decimonónicas que poblaron, y aún pueblan, mi imaginación (y la de muchos), sino aprender a dialogar con ellos, pues se les reconoce como parte de nuestra propia existencia, como algo que se muestra a la par que algo nos oculta cuando nos miramos al espejo.
Así, Cuadernos del terátologo, especialmente a partir de este blo, tiene como único objetivo compartir algunos de esos díalogos con la filosofía, con la literatura, con el cine, con la música y con la política (esas monstruosidades que nos dan forma) y todo lo que desde ellas se provoca, con el fin de extender ese diálogo a ustedes, con ustedes. Compartiré en este espacio ensayos breves, algunos traídos de esa forma rarísima del pasado que llamamos «lo inedito», muchos, la mayor parte, provocaciones presentes…
Porque un cuaderno no es sino una casa en potencia para los monstruos por venir.