TURISMOS (Cuento)

Este es un cuento que escribí en 2017, forma parte del libro Apariciones (el cual espero poder publicar en algún momento de la existencia). A pesar de ser prepandemia el cuento me hizo nuevo eco en ese 2020. Ahora, a razón de que lo dejarón ya fuera de la carrera en un concurso de cuento lo comparto aquí…

TURISMOS

I

zombies 5G

¿Quién iba a pensar que el apocalipsis zombie iba a comenzar en Venecia, por culpa de la caída del internet? Si, así tal cual.

Era verano y como cada año plazas, canales, iglesias, y góndolas se encontraban abarrotadas de turistas. Los unos se hacían “selfies” sin reparar en el paisaje en que se encontraban; los otros atentos a las tiendas o los restaurantes; y había unos cuantos más siguiendo la voz electrónica que les indicaba cómo llegar a su siguiente destino. Los más fáciles de reconocer eran los recién llegados, el sonoro taca taca taca taca taca taca taca taca taca de las rueditas de sus maletas sobre el suelo los delataba mucho antes de que siquiera se les lograse ver en la distancia. El caso es que ese verano se anunciaba como uno de los muchos que se viven desde que el turismo barato hizo su entrada en el imaginario contemporáneo. Por ello nadie fue capaz de adelantar la catástrofe en ciernes.

No se sabe bien a bien qué fue lo que lo provocó: se habla de un ataque terrorista, de que alguien en alguna compañía grande como Google se metió con el cable equivocado o de que algún hacker había conseguido la victoria suprema para los de su oficio. Incluso se habló de efectos tardíos es 2k. Sea como sea, el caso es que de repente el internet inalámbrico dejó de funcionar. El nerviosismo era latente en la calle, sobre todo conforme los minutos pasaban sin que la situación se arreglase. Los más serenos, que seamos honestos, eran muy pocos, recurrieron a la “funesta” manía de hablar entre ellos. Fueron estos los que más especularon sobre las posibles explicaciones de lo ocurrido. Los más enojados vociferaban y golpeteaban las pantallas de los teléfonos móviles como si tal fuera la solución final del conflicto. Pero nadie estaba tan confundido como los turistas, que caminaban de un lado a otro sin poder encontrar sus hoteles o sus AirBnb clandestinos, sin saber a qué restaurante o tienda entrar y más grave aún, sin poder subir sus fotografías a ninguna red social. Ninguno pidió ayuda pues todas las apps de auxilio estaban sin funcionar; ninguno pregunto por la forma para llegar a tal o cual lugar, pues la app que traduce del italiano a cualquier otro idioma que fuera necesario no venía bien; ninguno se atrevió siquiera a sacar la mirada de la pantalla del teléfono para ver que a su alrededor había más de uno que seguramente podría ayudarlos. El andar de los turistas se hizo más errático conforme los minutos pasaban, más pausado. Sus voces pasaron de la vociferación babélica, a gritos en inglés (unos con mejor pronunciación que otros) a simples gemidos sin sentido. Lo único en ellos que seguía siendo inconfundible era el taca taca taca taca taca taca de las rueditas de las maletas en el suelo.

Cada vez menos dueños de sí, algunos empezaron a comer esa especie de musgo que se pega la piedra en las orillas de los canales, seguramente desesperados por la falta de alimento. Eso sí, ni en esos momentos paraban de hacerse fotografías. Y fue entonces cuando empezó el verdadero desastre: grupos de gente aún consciente de sí observaba el triste espectáculo con cierta gracia, morbo o simple curiosidad. Se mantenían a cierta distancia saludable de los turistas afectados. De repente un par de jóvenes que trabajaban como camareros en un ristorante, a manera de juego y retados por otros dos de sus colegas, aceptaron hacerse una selfie con un par de zombis 5g que pasaban por ahí. Sus risas de victoria por el éxito de la broma se convirtieron poco a poco en una serie de gemidos irregulares, los dos camareros ya zombicincogificados sacaron sus móviles del bolsillo de sus pantalones y comenzaron a perseguir a sus asustados colegas.

¡Todo se fue al carajo!

Poco pudieron hacer los no afectados para salvarse: las estrechas calles de la ciudad provocaron que las crecientes hordas de zombicincogificados tomarán la ciudad en cuestión de apenas unas horas. Las calles estaban en silencio salvo por el ocasional sonido electrónico que imita el obturador de la cámara en el móvil, la voz de Siri advirtiendo que se perdió la señal del GPS y el taca taca taca taca taca de las maletas en el suelo. No había nada más.

Un grupo de resistentes está encerrado en la famosa casa del Verdugo de la calle della Testa. Tienen provisiones suficientes para unas semanas, pero pronto habrá que salir por más. Por supuesto nadie quiere hacerlo. Todos se han deshecho de sus teléfonos celulares y dependen solamente de los reportes de la radio. Lo ocurrido en Venecia ha ocurrido en todo el mundo; el panorama del exterior no es nada halagüeño. Se habla solo lo básico, lo necesario, y en voz muy baja. Cuándo es el momento de encender la radio, también se hace con toda cautela, se pone el volumen bajo, y todos se reúnen alrededor del aparato como si en un campamento de esos de los dibujos animados se fuese a contar una historia de miedo. El tan esperado momento llega. Todos los presentes desean oír alguna nueva que les dé un dejo de esperanza, que les dé la posibilidad de soñar con al fin salir del escondrijo y volver a hacer sus vidas lo más normalmente posible. Pero del aparato no sale más que el odioso ruido de la estática, más odioso ahora dadas las circunstancias. Los sobrevivientes se miran los unos a los otros, aterrados, desconcertados. Más de uno deja escapar un llanto ahogado. Por encima de la estática en la radio, se eleva un sonido venido de afuera. Aumenta. Se acerca. Todos los reconocen. Los últimos sobrevivientes se toman de las manos; ni ellos mismos saben si se trata de un último gesto de valor que los hará salir a enfrentar su destino, o si simplemente se han rendido. No queda tiempo para saberlo.

Taca taca taca taca taca taca…

2

Ryan space

Quién iba a pensar que la gran invasión extraterrestre que tanto habíamos imaginado a lo largo de tantos y tantos años sería tan devastadora y simple a la vez; sí, así tal cual. Resulta que ni H. G. Wells, ni Philip K Dick, ni Stephen King, o lo aprendido en clásicos del cine como the Bodysnatchers, The Thing (vaya, ni siquiera Killer klowns from outer space) nos había preparado para la invasión. Después de tantos y tantos años preparándonos para una guerra sin cuartel, luego de tantas y tantas teorías de conspiración que nos dejaron volar la imaginación con seres lagartiformes infiltrados en las más altas esferas de la política y la farándula resultó que no era nada como lo habíamos creído. Resultó que los invasores tenían preparado para nosotros algo mucho más cruel y despiadado: eran turistas. En algo no se habían equivocado los conspirafílicos (ah, y Mnight Shyamalan), vaya que hasta por simple estadística en algo tenían que acertar: resulta que efectivamente las señales formadas en campos de maíz por todo el mundo, habían sido hechas para que los extraterrestres supieran donde aterrizar; bueno y luego supimos que algunos eran anuncios promocionales. Todo fue orquestado por una empresa intergaláctica de viajes económicos llamada Ryan space, misma que, por una módica cantidad, organizaba vuelos en una flotilla de platillos que se transportaban a través de órbitas gusano y hoyos negros. “Gente” de todos los rincones del universo se animó a hacer viajes a cualquier lugar del universo conocido sin reparar mucho en el cuánto se tambaleaban los platos volantes (lo cual hacía del vuelo algo arriesgado), ni de las muchas restricciones de equipaje de mano, lo caro de la facturación de almacenaje extra y de la venta a bordo de cuánto producto inútil se le ocurriera ofrecer a los de marketing. El caso es que cuando llegaron los miles y miles de naves por todo el mundo, los gobiernos terrestres desplegaron toda su fuerza militar en espera de lo peor, pero se retiraron de inmediato cuando seres multiformes bajaron bien equipados con cámaras fotográficas súperavanzadas y otros dispositivos de almacenaje de imagen que los terrestres ni siquiera alcanzábamos a imaginar; cubiertos con gafas de sol de todas las formas y tamaños para uno, dos, seis y hasta 40 pares de ojos, con canastas y toallas, bloqueador solar, sandalias y calcetines.

Se instalaron entonces puestos de control cercanos a las zonas de aterrizaje, se otorgaron visas temporales, se elaboraron nuevas leyes de migración y tránsito (que, dicho sea de paso beneficiaban a los de siempre, y excluían también a los de siempre) y se desarrollaron planes económicos para la creación de hoteles, hostales económicos, restaurantes adaptados para casi cualquier tipo de forma de ingestión, discotecas y hasta chiringuitos, que beneficiaron a los de siempre. Políticos y medios respondieron por demás entusiasmados, se habló de una nueva era de abundancia, de resurgimiento económico y todos en la Tierra lo creímos, y recibimos jubilosos la llegada de los extraterrestres. Se establecieron planes a corto, mediano y largo plazo; se daban créditos especiales para poner locales turísticos de todo tipo, que podían pagar los de siempre… y se subempleó millones de humanos por todo el globo… que eran también los de siempre.

Pasaron los años y todos los involucrados estaban felices, pero pronto las playas se llenaron de basura cada vez más difícil de limpiar o reciclar; pronto los precios de los alquileres en las ciudades terrestres más visitadas se elevaron hasta ser impagables para los locales. Muchos tuvieron que emigrar, primero a las afueras de las ciudades, pero pronto a las colonias que comenzaron a poblar la luna, que pronto se convirtió en una nueva atracción turística. Cuando todo estaba por salirse de control empresarios y emprendedores de las Galaxias el Norte, se ofrecieron a ayudar a los primitivos terrestres, incapaces de sostener los modelos de negocios del Banco Interplanetario: hoteles, restaurantes y edificios históricos fueron los primeros en convertirse en parte de un conglomerado de grupos financieros intergalácticos. Pronto, debido al profundo atraso de la tecnología de transporte y comunicaciones terrestres, aerolíneas y medios digitales Fueron absorbidos por grupos como Alfa Centauri y Astra. Facebook se convirtió en Spacebook y Apple en Abyss. Se anunció la aparición de chats intergaláctico e interdimensionales y hasta el regreso del iPod, que se trataba esta vez de una vaina en la que el sujeto se metía cuál oruga para absorber información y salir transformado.

Un día, en las noticias apareció una historia que sorprendió a propios y extraños: RyanSpace demandó a RyanAir por los derechos de uso del nombre. La aerolínea trató de defenderse como pudo, pero gracias a la modificación de las leyes en beneficio de los nuevos magnates universales, RyanSpace terminó por mostrar que el uso del nombre les pertenecía, pues habían obtenido los derechos Hace mucho, mucho tiempo, en una galaxia muy muy lejana… Ah sí, por supuesto también demandaron a Lucasfilms y Disney por el uso ilegal de lemas e imagen. Hoy en día, casi ningún terrestre reconoce a Mickey Mouse, cuya imagen tuvo que ser cambiada para ir más acorde a una sociedad galáctico inclusiva.

En poco tiempo los extraterrestres se hicieron con todo el planeta y los seres humanos fueron desplazados. Algunos aprovechaban sus estudios para pedir una beca Galasmus e irse de estancia a algún otro planeta y presumir su espíritu viajero y universalista, otros se fueron a la ya sobrepoblada Luna y los más vagan de Planeta en planeta en busca de un nuevo hogar (pero son rechazados en la mayor parte de ellos por su estatus de alienígenas ilegales). En tierra quedan ya muy pocos: unos aguantando la vida y otros, los más, haciendo planes, pues qué importa que el turismo barato pero de altos vuelos haya acabado con todo en el planeta, el turismo del shock está de moda en la galaxia, pronto vendrán de todos los rincones de esta para contemplar esta miseria de planeta (hay un documental en Spaceflix del que todo mundo habla, eso los hará venir), y entonces, piensan los nuevos emprendedores, podremos resurgir.

3

Vuelos baratos

Quién iba pensar que un viaje con rumbo a lo desconocido sería tan barato. La verdad aproveché porque hace mucho tiempo que no salía de vacaciones. Cuando en la oficina me dijeron que tenía una semana completita para mí, se me hizo agua la boca y me volví tan pronto pude a casa para buscar un vuelo barato. Todo estaba carísimo ni Kayak, ni Despegar, ni Rumbo.es tenían algo que se ajustara a mi presupuesto Europa carísimo por ser verano, Sudamérica… imposible; el “gabacho” nel… qué hueva, Cancún, no mamar con los precios ha de ser por la premura. Si los culeros de la oficina hubieran avisado con tiempo seguro hubiera encontrado algo bueno, pero así, imposible. Hasta consideré viajar a algún lugar lindo en autobús, pero con el poco tiempo que tengo estaría de locos. Le escribí a Mayté para ver si ella sabía de alguna página de vuelos en la que pudiera hallar algo más bara. Ya ves que es re buena para esas cosas… me recomendó un par de páginas, pero pues nada, todo bien pinche caro… de repente apareció en uno de los sitios un banner de esos que uno borra apenas se salen estorbando la visibilidad De hecho, no dudes ni tantito que ya lo hubiera borrado varias veces antes de al fin ponerle atención: Macondo viajes… ¡los topas? Acabando la llamada échate una vuelta por su sitio, vale la pena… Sí, así tal cual suena… como la novela. Es un sitio con montón de animaciones bien locas, casi hipnóticas, uno no puede quitarles la atención hasta que desaparece la última… Y entonces qué aparecen las ofertas: viajes al país de Nunca Jamás, al País de las Maravillas, a la Tierra Media, los Siete Reinos, Westworld, Parque Jurásico, Macondo, Narnia, Asgard, la Atlántida, Camelot, Ciudad Gótica, Tatuine, las lunas de Endor, Liliput, Crypton (sitio arqueológico, por supuesto), Terramar y hasta el México del PRI y la España del PP… sí, es neta… pues según anuncian uno puede sentir la experiencia de vivir en el país como los pinches políticos creen que vivimos en sus estadísticas: según la descripción hay mucho trabajo para todo mundo, educación y salud gratuita y hasta seguridad… si, yo pensé lo mismo: los que hicieron esta página son unos pinches nerds ociosos, o andan en drogas, o así venden drogas, o todas las anteriores… Sí, ya sé… ver el México del PRI estaba tentador pero… ¿cómo? No te escuche…Ah, sí, a huevo, ya sé, soy un clisé con patas… comprar el boleto estuvo bien fácil… si, neto… hasta le hablé a mi banco para confirmar que la cuenta era segura. Lo regular: te preguntan número de pasaporte, pones las fechas, te calculan el precio… no, en la mayor parte de los destinos ni hay restricciones equipaje, nomás te recomiendan viajar preparado para cada lugar: que si en algunos necesitas armadura, espada o así… y si no tienes te recomiendan un par de distribuidores… nel… yo como siempre, voy de mochilazo… ya al final tienes que imprimir el boleto de embarque… sí, seguro te cobran un chingo si no lo imprimes… Sí salen del aeropuerto… de la terminal 3 del Benito Juárez… Yo también creí que sólo había dos terminales, pero, mira tú, hay tres. A huevo, ya estoy aquí… me vine en Uber …a ver aguanta… es que ya dieron la primera llamada para abordar… pues la neta emocionado, pero si medio me cago del susto… como que ya estar en el aeropuerto y ver que todo va en serio me dejó más tranquilo, pero sí me cago de la emoción… sí, ya te contaré a ver qué veo… a ver aguanta… un conejo blanco… ya me voy… sí, te traigo algo… te mando mensaje al registrarme en el Hostal.


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